sábado, 8 de diciembre de 2012

La falacia nacional de Cataluña

Era de esperar que con la nación más antigua de Europa debilitada proliferase la insolidaridad, el egoísmo y la irracionalidad.
Es el caso de Cataluña, una región engendrada en la famosa marca hispánica (súbdita al imperio carolingio y enclave relevante para la posterior reconquista de Hispania) paradójicamente, en la actualidad se quiere disgregar de su madre patria, de España y formar así su estado propio e independiente. Los inconvenientes que tendría una hipotética Cataluña independiente y solitaria son innumerables.
Cataluña tiene en primer lugar que hacer frente a la deuda que se le debe al Estado. En segundo lugar, al no estar vinculada en la zona euro, muchas empresas significativas se marcharían a otros lugares para mantener su competitividad. En tercer lugar, al no pertenecer a la zona euro, tendría su propia moneda y también dirigiría completamente su política monetaria, sin olvidar claro está, que se acabaron las transferencias de fondos de la UE hacia Cataluña. Sus ciudadanos, empresas y administraciones pueden tener un problema muy serio si se produjera una devaluación importante de esta moneda por las deudas contraídas hasta ahora. El PIB se rebajaría notablemente y con la supuesta inflación de los precios, el pueblo se empobrecería. Pero aunque el pueblo catalán tiene que hacer frente a pagos inasumibles son reacios a entrar en razón y se encuentran además hipnotizados.
Las causas nada contraproducentes son varias: el masivo dinero público que se invierte e inyecta a los medios de comunicación, con el fin de acreditar subjetivamente que el nacionalismo catalán tiene que ser ineludible para la existencia de Cataluña. Otra de las causas es la financiación en la educación, alegando a los ingenuos y cándidos la existencia de unos países catalanes que nunca existieron en realidad.
Vamos ahora a introducirnos en el tema histórico que es lo que nos concierne de verdad.
En  el día once de septiembre,  “Diada nacional de Catalunya” se evoca y se conmemora la resistencia que opuso el pueblo catalán comandados por Rafael Casanova (en el ámbito político) y Antonio Villarroel ( en el ámbito militar) contra la invasión española, algo muy lejos de la realidad.
En la guerra de sucesión española allá por el 1714, que afligió España, no se trataba de defender a la patria, ni a la nación, ni a la religión, ni a las leyes ni nada por el estilo. Sólo se disputaba cuál de los dos pretendientes y litigantes a la corona de España debía quedar como rey de la nación. España estaba dividida en dos partidos, pero ninguno de ellos era infiel a la nación en general, ni enemigo de la patria. Se llamaban los unos a los otros rebeldes y traidores, sin serlo en realidad ninguno, pues todos querían ser españoles, tanto los que aclamaban a Carlos de Austria como a Felipe de Borbón.
Los catalanes tenían un odio anti-francés nítido causado por las rigurosas discordias del pasado. Los catalanes por consiguiente fueron partidarios de Carlos III de Austria, impidiendo a toda costa, hasta el derramamiento de la última sangre la intrusión borbónica. Que Antonio Villarroel y Rafael Casanova eran dos patriotas catalanes y en consecuencia españoles es algo evidente y demostrable. Los catalanistas sin embargo apelan en su calumnioso ideal a que éstos defendían a Cataluña sobre la invasión española, luego sus irrisorios y carentes argumentos para acreditarlo les delatarían.
En lo concerniente al patriotismo español de Antonio Villarroel podemos citar algunos escritos que arengó al pueblo catalán un once de septiembre.
"Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor  y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad, defendiendo su rey la fe de su religión y sus privilegios."
De Rafael Casanova poco sabemos, ya que fue personaje de escasa relevancia, y por consiguiente olvidado por historiadores ( historiadores catalanes incluidos), pero sabemos que luchó sitiado en la contienda de Barcelona, por la libertad de España a favor de los austrias y en contra de los borbones. 
La españolidad de Cataluña  se consolidó, y endureció definitivamente en la guerra de la independencia española contra los soldados de Napoleón, en la batalla de Gerona, relativo a esa guerra se dijeron consignas patriotas: ¡Viva la religión, viva Fernando VII, viva la patria!
En la actualidad paradójicamente, las consignas que se vociferan nada tienen que ver con las que gritaron sus ancestros.

De Nacionalista Exacerbado para Logroño Despierta

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